El origen del pan de muerto data desde tiempos prehispánicos, inspirado por rituales de la época y hoy en día es uno de los componentes más importantes de las ofrendas dedicadas a los Fieles Difuntos en México.
Existen dos versiones acerca de este ritual y la elaboración del pan tradicional de “Día de Muertos”, en una versión cuenta que representa el sacrificio de una princesa que era ofrecida a los dioses, para sacarle el corazón viva y mientras el corazón seguía latiendo lo metían en una olla con amaranto y el “sacerdote” o encargado del ritual se lo comía para agradecer a las deidades.
La otra versión cuenta que para enterrar a los muertos se hacía un pan de semillas de amaranto que bañaban en la sangre que sobraba de los sacrificios.
Además de que su forma es simbólica, la forma circular representa el ciclo de la vida y la muerte, la bolita superior del centro representa el cráneo, y los cuatro pedazos que lo adornan simbolizan lo huesos del difunto, los cuales también se colocan en forma de cruz en referencia a los cuatro rumbos del universo o los cuatro puntos cardinales.
Además de esta forma tradicional, existen otra forma de panes, que son clasificados como antropomorfos y que representan la figura humana, los zoomorfos son aquellos que tienen figura de animales como aves, conejos, perros, mariposas, alacranes y peces, entre otros, y son característicos de Tepoztlán, Mixquic e Iguala de Telolapan.
También algunos son sólo azucarados, otros barnizados en huevo con ajonjolí, otros pintados de rojo, algunos son más ovalados que redondos y en algunos lugares hasta llevan dedicatoria. Pero hoy en día hay rellenos de crema pastelera, nata, y ya en la necedad, hasta de Nutella
Estas fechas son especiales al recordar a los que ya no están en casa, pero también por la parafernalia, los colores y sabores de la época.
RSS