Este mes de Junio es el mes para celebrar las maravillas que nos brinda el medio ambiente, entre esas, la inmensa belleza natural de los océanos. Y también nos invita a reflexionar sobre su importancia y el cuidado que hacemos de ellos.
En la Tierra hay cinco océanos: el Atlántico, el Pacífico, el Índico, el Ártico y el Antártico y, desde el 5 de diciembre de 2008, la Asamblea General de la ONU decidió que, a partir del 2009, el 8 de junio es el Día Mundial de los Océanos.
Aunque solo llevamos 10 años conmemorando este día, la idea viene de tiempo atrás cuando en la cumbre de la Tierra en Río de Janeiro (1992), se propuso este concepto para celebrar la existencia de los océanos que comparten los países del mundo y la relación personal que tiene cada uno con el mar, ya sea desde casa o cuando se visitan al viajar. Pero lo más importante, para que seamos conscientes del papel crucial que los océanos desempeñan en nuestras vidas y las distintas maneras en que podemos ayudarlos a protegerlos.
¿Qué nos aportan los océanos?
- Regulan el clima y el tiempo.
- Actúan como pulmones del planeta. Proporcionan la mayor parte del oxígeno que respiramos.
- Son fuente de alimento y medicinas, y parte fundamental de la biosfera.
- La “economía azul” del océano es eje central de nuestras vidas: los productos del mar son la principal fuente de proteínas para al menos una de cada cuatro personas en el mundo.
Datos clave:
Según cifras de la ONU los océanos cubren más del 70% de la superficie del globo, pero solo el 1% de la superficie oceánica está protegida. Entre un 50 y un 80% de la vida en la Tierra se encuentra bajo la superficie del océano, que constituye 90% del espacio habitable del planeta. Y, menos de 10% de este espacio ha sido explorado hasta ahora por el Hombre.
También indican que los océanos contienen el 96% de toda el agua de la Tierra. El resto es agua dulce que se encuentra en forma de ríos, lagos y hielo. Y, por sí no lo sabías, el océano absorbe anualmente cerca del 25% del CO2 que se agrega a la atmósfera debido a la actividad humana, reduciendo así el impacto de este gas con efecto de invernadero en el clima.
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