Este 21 de junio inicia el solsticio de verano, el día más largo del año y con el que le damos la bienvenida a la nueva temporada. En el que la inclinación del eje norte-sur de la Tierra es de 23,4 grados hacia el Sol.
Está inclinación hace que cantidades diferentes de luz solar alcancen diferentes regiones del planeta durante la órbita de la Tierra en torno al Sol.
Durante el solsticio el hemisferio norte vive el día más largo de todo el año y la noche más corta. Por lo que en el hemisferio sur ocurre lo opuesto: junio trae el solsticio de invierno y el día más corto de todo el año.
En el solsticio de verano, el hemisferio norte recibe más luz solar que en cualquier otro día del año, pero esto no significa que el primer día del verano sea el más caluroso.
La atmósfera y el océano de la Tierra actúan como barrera para el calor, absorbiendo y radiando los rayos solares. Aunque el planeta absorbe gran cantidad de os rayos solares n el solsticio de verano, se necesitan varias semanas para liberar energía. Como resultado, los días más calurosos del verano normalmente coinciden en julio y agosto.
En esta fecha, la inclinación de la Tierra influye más en las estaciones que la distancia de nuestro planeta al Sol. Por lo que durante el verano del hemisferio norte, en realidad, estamos a más distancia del Sol.
Además está fecha es reconocida y celebrada por varias culturas a lo largo y ancho de todo el mundo.
- Los Egipcios construyeron grandes pirámides de forma que el Sol, visto desde la esfinge se situase exactamente entre dos de las pirámides en el solsticio de verano.
- Los incas, celebraban su solsticio de invierno con una ceremonia llamada Inti Raymi, que incluía ofrendas de comida y sacrificios de animales e incluso de personas.
- En Stonehenge, en el Reino Unido, ha sido asociado con los solsticios de verano e invierno durante más de 5 mil años.
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