Con un primer caso registrado el 28 de febrero la epidemia se expandió durante meses hasta el mes de marzo, con lo cual se inicio una campaña para evitar que la pandemia contagiara a la población.
Como en otros países del mundo, se realizó una cuarentena de 14 días en todo el país, se vetó a cruceros, una medida muy riesgosa para el turismo. Realizó restricciones fronterizas, y extremó precauciones más que otros países del mundo.
A partir del 19 de marzo, llevó a cabo el cierre total de sus fronteras. Y posteriormente presentó sistema de alerta en cuatro niveles, se prohibió las reunión de más de 100 personas en cualquier ciudad. Se aplicó la cuarentena obligatoria.
Fue tan efectivo el confinamiento, que para el 23 de marzo inició el descenso de los contagios. El confinamiento fue extremo, nadie podía salir de su casa a excepción de quienes fueran a comprar víveres o medicinas o acudir al médico.
El ejercicio y esparcimiento estaba restringido a el interior del hogar. Y se cancelaron todas las actividades no esenciales.
Después de las restricciones llegó la victoria.
La Primera Ministra Jacinda Ardern anunció esta semana que su país estaba 100% curado. No hay casos de contagio de coronavirus en el país. Con lo cual permitió dejar atrás todas las restricciones sanitarias y liberar a sus ciudadanos de uno de los confinamientos más estrictos del mundo.
Ahora los neozelandeses han superado la crisis de la pandemia y reiniciado su nueva realidad. Ya no es obligatorio el distanciamiento social, no hay límites para las reuniones sociales, y todavía se limita la entrada de extranjeros en su territorio para evitar que el virus vuelva a expanderse.
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