¿Eres perfeccionista? ¿Te exiges demasiado? ¿Te gusta pedir demasiado a los demás? ¿Te pones metas inalcanzables? o ¿te cuesta trabajo delegar?
El perfeccionismo es muy dañino para la salud, ya que no te permite disfrutar profundamente tus avances cotidianos.
Para saber si eres una persona perfeccionista, pregúntate si eres de los que eliges ¿Entre todo o nada? ¿Te gusta tener el control absoluto de todo lo que sucede a tu alrededor? ¿Eres de los que te encanta echarte más compromisos de los que puedes llevar a cabo? ¿Te pones a ti mismo expectativas demasiado altas respecto a tu persona? ¿Tienes un excesivo control emocional? ¿Eres de los que quieres tener la razón siempre? ¿Sufres de estrés?… si tus respuestas son mayoritariamente sí, ojo: eres una persona perfeccionista y esto puede afectar a largo plazo a tu salud.
¿Qué puedes hacer para evitar la insatisfacción?
Aflójate, relájate, suelta el cuerpo. Psicólogos y especialistas en salud emocional recomiendan en primer lugar la aceptación. Asumir que eres una persona con estas características te ayudará a reorientar el camino.
- Reconoce cuando cometes un error. Equivocarse es inevitable y una de las maneras más efectivas para aprender.
- Afronta, enfrenta tus miedos y tus errores.
- Reduce tu ansiedad. Ponte expectativas razonables metas que puedas cumplir a corto, mediano y largo plazo.
- Enfócate en el proceso y no sólo en los resultados. Esto es muy valioso para darte cuenta lo mucho que avanzas todos los días.
- Evalúa el éxito también en función de lo que has disfrutado el trayecto.
- Toma las cosas con calma. La vida esta llena de aprendizajes. No te obsesiones con los detalles. Ve las cosas con objetividad y goza el camino. Es la mejor manera de sentirte pleno y satisfecho contigo mismo.
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