La nueva cinta del director Bradley Cooper, “Nace una Estrella” surge de la inquietud del director de explorar si la fama y el éxito tienen su origen en el ¿talento o en la oportunidad? Basada en la cinta romántica de 1937 protagonizado por Fredic March y Janet Gaynor, la cual estuvo nominada a ocho Premios de la Academia, incluyendo la categoría de mejor película y mejor director ese año.
Aunque sólo ganó un Oscar, revive en pantalla con un nuevo elenco y nuevos personajes, en el debut de Brandley Cooper como director y protagonista de la obra.
Jackson Maine, el personaje principal de la historia interpretado por Bradley Cooper, quien interpreta a un apasionado cantante de rock, fanático de la bebida, después de una noche de concierto se acerca a un bar en donde conoce a una cantante aficionada, quien lo impactara por su interpretación Ally, (Lady Gaga). Ally, una joven de origen ítalo-americano que vive con su padre y canta en el bar de vez en cuando.
A raíz de su encuentro la vida de Jack cambiará.
El relato busca reflejar una realidad sencilla, que surge de la premisa de ¿cómo es posible que una persona común puede alcanzar un éxito inusitado?
Desde tiempos inmemoriales, se ha comprobado la fascinación que ejerce en el público la fórmula del ascenso a la fama o la caída al ocaso de toda estrella real o ficticia. Cientos de películas sobre glorias del espectáculo o íconos deportivos, han amasado fortunas en boleterías siguiendo a rajatabla este esquema.
“Nace una estrella” logra desdoblar ese recorrido a través de la ruta que hacen sus protagonistas.
Jackson Maine, es un ídolo del country pop en declive, sumido en su adicción al alcohol.
Mientras que Ally, es una virtuosa cantautora descubierta accidentalmente por Jack, que queda deslumbrado por el performance de la magnética artista en un bar que ofrece shows de drag queens, y pronto la invita a compartir escenario frente a una multitud.
La película no se narra de manera abrupta, los personajes se toman su tiempo para que Jack y Ally confiesen sus penas, sus vidas, sus sentimientos y se miren a los ojos, canten canciones completas; mientras a su alrededor la maquinaria del negocio de la música hacía meticulosamente lo suyo.
La química entre ambos es inmediata, y la empatía que logra trazar la pareja con el público es cristalina desde el primer momento.
Ally ha aparecido para traer una bocanada de aire fresco y motivación al abatido astro.
Y Jack se transforma en el medio para que ella salte de su trabajo como cantante vocacional del mencionado bar, a las grandes ligas de los charts y a los mismísimos premios Grammy.
Más allá del calculado, y por momentos esquemático guión, los personajes resultan creíbles y queribles; siendo esa la gran conquista de la película.
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