Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), descubrió recientemente la existencia de un tetzacualco (adoratorio) en medio de un estanque natural y el efecto óptico que se produce en el espejo de agua sugiere un modelo miniatura del universo en el Nahualac, sitio ubicado en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, en el municipio de Amecameca, Estado de México.
Por lo que la arqueóloga Iris del Rocío Hernández, de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, y quien es responsable de la investigación arqueológica explica que: “La intención de que el agua rodeara elementos arquitectónicos rituales específicos parece haber sido una parte importante dentro del pensamiento mesoamericano, lo vemos en Tenochtitlan, o en la Ciudadela, en Teotihuacán”, especifica la especialista.
Además de que precisó que Nahualac consta de dos áreas, la primera y principal es un estanque estacional dentro del cual se construyó en la época prehispánica un templo rectangular de piedras apiladas sin ningún tipo de cementante conocido como tetzacualco de 11.5 x 9.8 metros.
Mientras que la segunda área se localiza a 150 metros al sureste de la estructura, sobre el valle donde brotan manantiales. En este lugar se han hallado piezas cerámicas con elementos decorativos asociados a Tláloc, deidad de la lluvia.
“En esa área se identificaron materiales cerámicos en superficie, algunos de ellos identificados del tipo Coyotlatelco (750-900 d.C.), Mazapa (850 a 900 d.C.) y Complejo Tollan (900-1150 d.C.). En conjunto, las evidencias arqueológicas abarcan un área aproximada de 300 por 100 metros”, especifica Hernández.
La arqueóloga de la SAS-INAH indicó que de acuerdo con los reportes de las exploraciones y las investigaciones se puede inferir que Nahualac es la representación de un espacio ritual donde el culto a Tláloc, aunque no es exclusivo, ya que también se han hallado entidades femeninas del agua y la tierra.
RSS