Realiza un gesto interno como si quisieras esbozar una sonrisa, busca algo en tu pensamiento y en tu memoria que te provoque una sonrisa y si no lo encuentras sonríe de igual manera.
Si te relajas, podrás sentir que tus ojos sonríen con tus labios que se arrugan en las esquinas. Toda tu cara se verá totalmente implicada en la sonrisa.
La sonrisa que surge en la verdadera sonrisa, la que te hace participar a tus ojos y se llama “sonrisa de Duchenne”, en honor al doctor que la definió.
La sonrisa desencadena endorfinas y dopamina, que logran relajar los músculos tensos, calman la respiración y nos hacen sentir mucho mejor.
Por otro lado, el cuerpo entiende que no estás en peligro y hasta puedes sentir menos dolor físico cuando sonríes. Al expresar facialmente la sonrisa, en más fácil desenfadarse, por lo que es importante interiorizar la fisiología ya que el sistema hormonal cambia rápidamente dependiendo de nuestra postura.
Por eso no dejes de sonreir y disfruta el presente: aquí y ahora.
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