Uno de los principales rituales que llevan a cabo en el fin de año, es comer las 12 uvas el 31 de diciembre, esta no es una simple tradición, como todo, tiene un significado especial.
Cuenta la historia que esta tradición se originó en España y existe desde el siglo XIX, una costumbre que tenían los burgueses al término de cada año en el que llevaban a cabo un agradecimiento por lo vivido a lo largo del año, comían uvas y brindaban con champaña para despedirlo.
Esta tradición, surgió debido a un excedente de uvas que tuvieron los vinicultores en el año de 1909 en el continente europeo, en España, en donde se llevaba a cabo una ceremonia cada fin de año.
Según los datos historiográficos en esos tiempos los ciudadanos acudieron a la “Puerta del Sol” en Madrid, para regalar los racimos de uvas al lugar en donde la gente que acudía para despedir el año viejo.
Hoy en día, esta costumbre continúa, al sonar las doce campanadas de los últimos segundos del año que termina, se comen una uva por cada campanada y pedir un deseo para el año que está por comenzar.
Cada una de las uvas, representan los doce meses del año y también los propósitos a cumplir para en el siguiente. Así como la prosperidad para el próximo año.
Una de la supersticiones con respecto a este ritual es que el primero que termine será quien tenga más suerte durante todo el año.
En distintos lugares el mundo, se acostumbra hacer este ritual, sobre todo en los países de habla hispana como en Venezuela, Perú, Chile, Ecuador y México.
Sin embargo el lugar más especial y significativo en donde se lleva a cabo esta tradición, en la “Puerta del Sol en Madrid”, España debido al origen de su historia.
Lo que es un hecho, es que cada año, lo despedimos comiendo estos frutos al compás de las doce campanadas antes de la media noche del primero de enero, las cuales dan inicio a un nuevo ciclo que comienza, para darle paso a la prosperidad y los nuevos propósitos.
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