Esta noche se celebra la nochebuena. Una fecha especial que tiene como objetivo celebrar un año más al lado de familiares y amigos.
Cuenta la historia que Nicolas Bari nació en el siglo VI en Parara, una ciudad del distrito de Licia, hoy en día Turquía, dentro de una familia muy rica y acomodada.
Desde su infancia, Nicolas destacó por su bondad, y por su generosidad.
Considerado como el patrono de los marineros, niños, novios y matrimonios, viajeros, conversión de ladrones y familias con dificultades económicas.
Su festividad se celebra cada 6 de diciembre.
Entre las leyendas que se cuentan a su alrededor, se habla acerca de la fama de repartidor de obsequios en los que se basa su historia.
San Nicolás de Mira (como se le denomina en oriente) o San Nicolás de Bari (como se le denomina en occidente) nació en el año 310 después de Cristo, en un tiempo de persecución, donde la enseñanza de la doctrina de Jesús suponía estar en contra del Imperio Romano.
Los padres de Nicolás eran personas adineradas que habían inculcado en su hijo el espíritu de generosidad entre otras virtudes. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los más necesitados. Decía a sus padres: “sería un despropósito no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto”.
Siendo aún muy joven murieron sus padres y él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un monasterio.
Después de visitar Tierra Santa volvió a Turquía y llegó a la Ciudad de Mira donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad. Encomendaron el asunto a Dios y dijeron: “elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo”. Sin saber esto, en ese momento entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo (por eso el color rojo de su vestimenta).
En esos tiempos el emperador decretó una persecución contra los cristianos. A pesar de vivir la feroz persecución, Nicolás no perdía su sentido del humor y su alegría especialmente al hablar con los niños acerca del nacimiento de Jesús en quién ponía toda su esperanza. En una de las persecuciones fue encarcelado por casi 30 años, aún desde la cárcel se sacrificaba y oraba por su Iglesia, a pesar de los soldados romanos que se burlaban de él diciéndole que ya se había acabado la fe en Cristo.
Al convertirse al cristianismo el emperador de Roma, Constantino, el Obispo Nicolás fue liberado, ya anciano con el pelo largo y la barba blanca, y convencido que era el único creyente que quedaba, regresó a su ciudad dispuesto a empezar otra vez la Iglesia de Cristo. Pero su sorpresa fue grande cuando llegó al lugar observó la catedral que había sido reconstruida y en ella los cristianos entonaban el cántico AdestaeFidelis, ya que estaban celebrando la fiesta de Navidad, por eso la relación de Navidad con la llegada de San Nicolás.
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