En pleno mes de diciembre y lo primero que emana nuestra mente es el “Árbol de Navidad” decorado con luces de colores, un elemento simbólico de las fiestas decembrinas.
El cual tiene un valor peculiar. Cuenta la historia que en la antigüedad los germanos celebraban el solsticio de invierno adornando un roble y bailando a su alrededor, que representaba al dios Odín, el cual lo nombraban el “Árbol del Universo”. En aquel entonces, se tenían la creencia que este árbol conectaba la tierra con el universo, y afirmaban que las raíces estaban en el infierno y la copa en el cielo.
En el año 740 un evangelizador de Inglaterra y Alemania de nombre San Bonifacio derribó este roble reemplazándolo por un pino, como un símbolo de amor hacia dios, ya que el pino es simboliza vida eterna, el cual fue decorado con manzanas, que en aquellos tiempos significaban “los dones que dios da a los hombres y velas representaban luz del camino a la fé.”
Con el paso del tiempo las decoraciones evolucionaron, en 1605 Alemania comenzó a utilizar el árbol de navidad como símbolo de festividad en la temporada navideña. Posteriormente, en lugar de las velas, se utilizaron series de pequeñas luces de colores y las esferas, tomaron el lugar que simbolizaban las manzanas.
Actualmente, la decoración es más detallada:
- los moños simbolizan la unión familiar,
- las luces símbolo de la iluminación de nuestro camino,
- las esferas los dones que dios da a los hombres y
- la estrella en la punta la fé que nos guía.
Por lo que hoy en día el árbol navideño, tiene un significado especial, que va más allá de un simple adorno. En todo el mundo es un objeto representativo de las fiestas navideñas.
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