¿Qué pasaría si el tiempo se detuviera para siempre en una sola persona? ¿Cómo vivirías una vida al lado de tus seres queridos sin envejecer un solo instante? Ese es el planteamiento de la película “El Secreto de Adaline” (The Age of Adaline) una obra que pone al mundo a reflexionar acerca de la importancia de crecer, envejecer y vivir el momento que te toca.
Dirigida por Lee Toland Krieger, su tercera obra de ficción, que expresa la sutil y profunda disyuntiva de la inmortalidad.
Adeline es una joven mujer, carismática y simpática que nace a principios del siglo XX, cuando un inesperado accidente la sorprende en su automóvil y desde ese momento su vida cambiará por completo. Adaline deberá de afrontar una realidad dura y persistente: no crecer y no envejecer. El tiempo se ha congelado en su persona y la soledad se ha convertido en su mejor aliada.
Con un reparto muy interesante, encabezado por su protagonista Blake Lively, (Adeline), acompañada del primer actor Harrison Ford, Michiel Huisman, Ellen Burstyn entre otros actores, el director desarrolla un planteamiento que aunque ya visto en otras películas con el mismo tipo de temática, funciona para los fines que propone el guión. No envejecer suena interesante salvo que también tiene su grandes inconvenientes.
El dilema ante el cual la protagonista se encuentra es tan doloroso como interesante, la manera en la que la protagonista encara el problema de no envejecer dura casi un siglo, por lo que a lo largo de la obra vemos como sus seres queridos crecen, se mueren, cambian, evolucionan, mientras que ella permanece en la misma situación pero con más experiencia, más vivencias a pesar de su apariencia.
La presencia del primer actor Harrison Ford le da fuerza a las escenas, sobretodo en los puntos dramáticos que suelen ser de mayor interés, su rostro fuerte y decidido le dan la contundencia que se requiere para que la película funcione y transmita un mensaje claro y diáfano.
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