Valiente, fuerte y carismática, esa es Malala Yousafzai la niña pakistaní que recibió el Premio Nobel de la Paz este 2014 por su lucha por los derechos civiles. “Lo único que quiero es educación, y no le tengo miedo a nadie” esas son las palabras de una activista que con tan sólo 17 años de edad ha emprendido una batalla en contra de la represión en su país. Dedicada a promover los derechos de las mujeres y las niñas para acceder a una educación digna.
Malala comenzó a tener notoriedad al escribir un blog para BBC en el que daba a conocer la situación que vivía en su país bajo el régimen talibán. A sus 13 años narró como los talibánes cerraban escuelas y prohibían a las mujeres asisitir a recibir educación.
Desde entonces logró que la comunidad internacional pusiera la mirada en ese lugar del mundo y el acento en el derecho de las niñas a estudiar.
Años más tarde, a los 15 años de edad, Malala fue brutalmente atacada por grupos talibánes quienes dispararon en su contra, en su camino en el autobús escolar. Los disparos le perforaron el cráneo y el cuello por lo que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Además de ella dos compañeras fueron lastimadas. Sobrevivió al ataque.
El atentado puso de lleno el énfasis en las causas de los acontecimientos. La prensa y la sociedad de todo el mundo levantó la voz y se unió a la condena internacional por lo sucedido.
Tras meses de recuperación, la pequeña volvió a las aulas, en Inglaterra. Pero algo dentro de ella había cambiado. Ya no era Malala la niña que luchaba sola en contra de un régimen extremista. Ahora era el símbolo de la niñez, que lucha para ser escuchada, para que todas las niñas y los niños tengan derecho a la educación.
Pasó de ser una pequeña vulnerable, abusada y sometida, a ser la inspiración de miles de personas en el mundo. Su valor y su confianza en sí misma. El deseo de velar por los derechos de los niños y de vivir en un mundo más justo y más libre le han otorgado el máximo galardón al que puede aspirar una activista comprometida como ella: el Premio Nobel de la Paz.
Entre sus líneas encontramos madurez e inteligencia. Conceptos que nos hacen pensar, “nos damos cuenta de lo importante que es nuestra voz, cuando nos hacen callar.” Malala Yousafzai la niña valiente.
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