Con información de Notimex/ Agencias.
Cuando salió a la luz pública el deplorable caso de los jóvenes veracruzanos que después de salir de un antro pasados de copas presionaron a una menor de edad para llevarla a una casa en donde fue abusada sexualmente en un baño, la sociedad mexicana levantó la voz para presionar a las autoridades y hacer justicia.
El caso conocido por la opinión pública como el de los “Porkys de Costa de Oro” hizo tanto eco por la presión de la sociedad que no le quedó mas remedio a las autoridades que actuar en consecuencia y comenzar una investigación seria frente a los hechos.
Fuentes contactadas en Madrid por medios nacionales, aseguran que Diego Cruz Alonso quien fue localizado en la capital española, tras meses de búsqueda vivía escondido de las autoridades mexicanas rodeado de opulencia. Mientras era acusado de “pederastia tumultuaria”, Cruz Alonso salía de copas en la noche madrileña hasta altas horas de la madrugada. Hasta que el 10 de junio de este año fue localizado por la policía internacional Interpol, mientras acudía a una fiesta en la calle de Fuencarral, número 45, cuarto piso, en la residencia de estudiantes donde vivía.
El joven prófugo de la justicia quien es acusado junto con Enrique Capitaine, Jorge Cotaita y Gerardo Rodríguez de haber forzado a la menor Daphne Fernández a abordar su auto por la fuerza y posteriormente abusar de ella sexualmente, llevaba dos meses viviendo en la capital española utilizando otra identidad, utilizaba su segundo nombre y apellido (Gabriel Alonso).
Según los testimonios de sus compañeros, Diego vivía en una residencia de estudiantes de nombre La Casa Inn, en donde pagaba una habitación de 600 euros mensuales. A pesar de la alerta que corría de la búsqueda de su persona Diego no dejo de llevar una vida de excesos, salía de fiesta varias veces por semana, no se perdía una sola, según narra una de sus compañeras de piso.
Siempre vestía de marca, y no salía a ninguna parte sin utilizar dinero en efectivo. Solía salir de compras y gastar en exceso para poder asistir a las fiestas, incluso preguntaba cual de las jóvenes que vivían en la residencia era la mas “fácil”, sin importarle su situación legal en el país.
Durante los meses que vivió huyendo de la justicia en Madrid, se emborrachaba, lo sacaron de casa unos parientes que vivían en la calle de Salamanca por “fiestero”.
Según el abogado de la víctima, Jorge Winkler, el joven se encuentra bajo una orden de prisión incondicional, en la cárcel de Soto Real, en donde es bien asesorado por sus abogados, mientras se lleva a cabo el proceso de extradición que inició la Fiscalía Especial de Veracruz el pasado 16 de junio.
Los abogados de Alonso han pensado en pedir la renuncia de la ciudadanía mexicana, lo cual podría alargar el proceso de extradición pero no evitarla con el fin de enfrentar el proceso que dejó pendiente en el país.
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