Tras un estudio donde se analizaron investigaciones arqueológicas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Teo huacán debió ser nombrada como “Teotihuacan, “La Ciudad del Sol” y no la “Ciudad de los dioses”.
Según los investigadores Verónica Ortega, Edith Vergara y Enrique del Castillo, que a partir del análisis de documentos del siglo XVI como el Códice Xólotl y materiales arqueológicos, señalan que Teotihuacán debió ser nombrada como teo uacan, “La Ciudad del Sol”.
Ya que el vocablo alude a que ahí se nombraba al “Sol”, es decir, al legítimo gobernante, en lugar de la traducción del náhuatl popularizada como el “lugar donde los hombres se convierten en dioses”.
En esta investigación se llevó el rastrearon los glifos que hacen alusión a Teotihuacán, siguiendo la cronología de los gobernantes texcocanos para contar con un respaldo temporal que pudiese ser contrastado con otros documentos y crónicas, tanto de la época del contacto con los españoles como novohispanos, indica Ortega, subdirectora de la Zona Arqueológica de Teotihuacán y directora del Proyecto Plaza de la Luna.
“Es en el año 1338, con la fundación de Tlatelolco, la ciudad mexica y gemela de Tenochtitlán, cuando vemos por primera vez una alusión a Teotihuacán en el Códice Xólotl. La referencia parte de un personaje asociado a un pequeño sol y quien cuenta con las dos vírgulas de la palabra: la oratoria y la retórica”, detallan los especialistas.
Además de que los investigadores estiman que dicha hipótesis tiene lógica al tomar en cuenta que los mexicas y otros grupos que llegaron a la ciudad abandonada, a partir del siglo XV, invistieron a más de un tlatoani o supremo gobernante, y también la consideraban como un lugar de peregrinación.
“Es conocido que realizaban el “saqueo” de algunas ofrendas para trasladarlas al Recinto Sagrado de Tenochtitlan, según lo confirma el hallazgo de piezas procedentes de Teo uacan, en el Templo Mayor mexica”, explican en comunicado.
Por otra parte en dicha investigación de dio otro de descubrimiento, donde se deduce a partir del códice que data de un evento que se dio entre los años de 1409 y 1427 plasmada en un par de pictografías que representan a una pirámide y un sol con el glifo de Teotihuacán al final.
“El dato clave es la palabra “Teo uacan” que aparece bajo dicho glifo, lo que da la certeza de la denominación indígena del lugar, la cual evidentemente ya era usada en el periodo señalado un siglo antes de la caída de Tenochtitlan”, según los investigadores.
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