La Presidenta de Brasil Dilma Rousseff ha sido cesada de su cargo al frente de su país por 180 días, tras una sesión plenaria que duró 21 horas y en donde fue aprobado un juicio político en su contra.
Con 55 votos a favor y 22 en contra y 4 ausencias, Rousseff dejará su cargo al frente de su país mientras enfrenta el juicio en donde se deliberará si el cese es definitivo o se le reinstala en su cargo. Ante lo que la Presidenta de Brasil acata aunque no aprueba la decisión.
Durante este periodo de tiempo, Rousseff estará recluida en el Palacio de la Alborada, su residencia oficial, en donde podrá quedarse en este periodo en el que pasará a una nueva condición como Presidenta espectral, en el que le darán un salario de la mitad del que recibe hoy en día y obtendrá una serie de prerrogativas reducidas al mínimo.
Durante los próximos 6 meses el senado brasileño discutirá si Rousseff cometió el delito de alterar cuentas públicas para equilibrar los balances del presupuesto anual a base de pedir prestamos a los grandes banco y equilibrar la economía.
Se espera que en el mes de octubre se decida el destino de Rousseff en una nueva votación plenario en donde no servirá la mayoría simple para su destitución definitiva, sino que serán necesarios dos tercios de la votación para poder destituirla definitivamente.
Mientras tanto la Presidenta Rousseff deja de ser la presidenta real y el poder pasa a manos de el Vicepresidente Michael Temer, quien desde hace tiempo se convirtió en su peor enemigo.
Desde su punto de vista y de sus defensores de Rousseff y de ella misma, argumentan que “no se puede echar a una Presidenta elegida por el pueblo con 54 millones de votos detrás, apelando a unas maniobras fiscales que no constituyen un delito grave a la situación económica, porque para eso están las urnas.” Por lo que acusa de ser un Golpe de Estado en su contra.
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