Juan Reynaldo Sánchez quien fuera el guardaespaldas de Fidel Castro durante 17 años y formó parte de su vida privada, dio a conocer a través de la publicación de un libro el cual salió a la venta en el 2013, “La vida secreta de Fidel Castro”, texto publicado en el 2014, en el que aseguró que Fidel contaba con una riqueza personal, por lo que ofreció las evidencias de que el ex líder revolucionario vivía una vida de lujos.
Según las relevaciones dadas a conocer en el libro, Fidel contaba con una marina privada de cuatro yates, un bote de pesca y más de un centenar de hombres que estaban al cuidado de dichas propiedades.
Según lo relata el ex guarura de Castro quien murió un año después de la publicación del libro, Fidel era dueño de más de 20 residencias y una isla privada en Cayo de Piedra, ubicada al sur de la Bahía de Cochinos. En la que se encontraba un restaurante flotante en donde Fidel llevaba a su familia y a sus amigos íntimos.
Según lo que se explica en el texto, Fidel nunca renunció a las comodidades del mundo capitalista, ni tampoco escogió vivir en la austeridad sino por el contrario, llevaba una forma de vida muy lejana a lo austero, muy distinto a lo que pregonaba como líder comunista.
Además del libro publicado con el testimonio de su guardaespaldas, también hubieron otros textos que se publicaron cuando todavía vivía Fidel en el que fue catalogado como una persona rodeada de lujos. Asi lo dio a conocer la Revista Forbes en su lista de los 10 reyes, reinas y dictadores más ricos del mundo. Lo cual Fidel negó en su momento.
También el gobierno cubano ha negado rotundamente las acusaciones que se le han hecho al fallecido ex dictador en las que se le acusaba de estar rodeado de lujos.
Raymundo Sánchez describió a Fidel Castro como un hombre manipulador, pero muy carismático e inteligente. Y aunque la imagen de Castro siempre fue el de una persona sencilla y modesta, en la vida privada se comportaba de una manera distinta.
Según Sanchez, Fidel protegió el tráfico de drogas, dándole protección a un conocido traficante de estupefacientes, aunque en el relato afirma que no obtuvo beneficios económicos por ello. Sin embargo, esto fue suficiente para que se “le cayera del pedestal” a Sánchez, quien argumentaba que, lo admiraba a tal grado que estaba dispuesto a morir por él y no podía aceptar que su líder estuviera involucrado con el tráfico de drogas.
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