La ineficiencia del Gobierno Federal ha sido fuertemente castigada por la sociedad civil en los últimos días. No es para menos, en tan solo unos meses hemos visto como el Gobierno mexicano ha tenido que enfrentar las mas disimiles y trágicas situaciones. Desde la violencia desatada en Michoacán, la ejecución de 22 presuntos secuestradores a sangre fría en Tlatlaya, la desaparición de 43 normalistas en Ayotzinapa y el secuestro de 7 atletas en el Ajusco.
Todos los sectores de la sociedad se han sentido identificados con alguno de los casos. Los padres de familia se solidarizan con los padres de los desaparecidos. Los jovenes, los estudiantes, los académicos que ven en lo sucedido con los normalistas la vulnerabilidad de quienes se atreven a expresar sus ideas. Los deportistas que a partir del secuestro de los triatletas, temen por su propia integridad.
Entre la corrupción y la impunidad, la confianza en las autoridades, se desvanece cada día más. El Gobierno ha dado claras muestras de que no puede garantizarle a la ciudadanía la seguridad que se merece.
En el caso de los atletas secuestrados, a pesar de que lograron ser rescatados sin ser golpeados, maltratados y en pocas horas, la duda queda: ¿Quién pago el rescate? ¿Cómo se llevó a cabo la operación?…
Dar a conocer el monto que se pagó y devolverlos sin sus sofisticados equipos deportivos, es una clara invitación a para que otros grupos delincuenciales a les sigan el ejemplo.
Gran tarea la que tiene el Gobierno Federal. ¿Será capaz de devolverle la certidumbre, la paz, la confianza y la tranquilidad a este país? No hay tiempo que perder. La ciudadanía esta furiosa con la incapacidad policial. Intelectuales, empresarios, el clero, artistas, todos los sectores de la sociedad reprueban con firmeza la inseguridad en la que se vive hoy en día en nuestro país. La desconfianza institucional crece y la exigencia por la paz se escucha cada día más fuerte.
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