La policía suiza detuvo en un hotel de Zurich, a petición de los Estados Unidos, a siete responsables de la FIFA. La Federación Internacional de Fútbol. Diez de los 14 inculpados son de origen latino, un estadounidense, dos británicos y un trinitario. Aunque sólo se han detenido por el momento a siete, acusados presuntamente de corrupción y lavado de dinero, entre otros cargos.
Previo al Congreso Anual de la FIFA que se realizaba en Zurich, los sospechosos acusados de fraude y lavado de dinero fueron detenidos el uruguayo Eugenio Figueredo, Eduardo Li, el nicaraguense Julio Rocha, el Presidente de la Federación Venezolana de fútbol, Rafael Esquivel, el brasileño José María Marín y el paraguayo Nicolás Leoz.
La investigación que se lleva a cabo incluye “al menos a lo largo de dos generaciones de directivos del fútbol, sospechosos de haber abusado de sus posiciones para hacerse con millones de dólares en sobornos y retrocomisiones”, así lo dio a conocer la Secretaria de Justicia Estadounidense, Loretta Lyunch. Las investigaciones revelan que “la expresión del deporte ha sido usado como un vehículo para llenarle los bolsillos a los ejecutivos con sobornos que ascienden a 110 millones de dólares”, agregó la secretaria en conferencia de prensa.
Entre los detenidos también se encuentra el vicepresidente de FIFA Jeffrey Webb, actual presidente de la CONCACAF (Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol). Además de Costas Takkas, colaborador del presidente de la Confederación. A los que se suman cinco de los dirigentes de las empresas de marketing con las que trabaja la FIFA.
Las reacciones no han parado por parte de los directivos de las diversas organizaciones relacionadas con el deporte más comercial del mundo. El Presidente de la UEFA Gianni Infantino, aseguró que “los acontecimientos son un desastre para la FIFA, y que dañan la imagen de todo el fútbol.”
El Propio Presidente de la FIFA Joseph Blatter, después de conocer las detenciones de sus directivos, y quien aspira a ser reelecto para un quinto mandato, asegura “que vendrán más malas noticias, ya que no es posible vigilar a todo el mundo en todo momento.”
Aseguró que “no hay sitio para la corrupción de ningún tipo en la organización que el dirige desde 1998, por lo que es indispensable restaurar la confianza.”
En su discurso, Blatter dijo ser “responsable de buscar la forma de arreglar las cosas, pero no de la mala conducta de algunos que corrompen el fútbol.” Las acciones de individuales demandan cambios. No se puede permitir que la reputación de la FIFA se vea afectada.”
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