Cuando el Papa Francisco vino a México, solo tuvo dos peticiones especiales para las aerolíneas comerciales que lo trasladan: que le den té mate para beber y alfajores para comer. Punto.
¿Qué son estos alfajores que vuelven loco al líder de más de mil millones de católicos en el mundo?
Son dulces muy típicos de la Argentina. Se trata de galleta u obleas unidas o rellenas de dulce de leche y bañadas en chocolate o glaseado.
Su origen es árabe. O más aún, es Al Andalus, cultura floreciente en Andalucía, al sur de España. Su nombre viene del término mudéjar Al-Hasú, que significa: “El relleno”.
Este delicioso postre llegó a América en la época de la colonización y se popularizó mucho en Argentina, campeón mundial de dulce de leche en el planeta tierra.
La sencillez de pegar las galletas con el relleno y glasearlo o bañarlo con chocolate, permitió que se extendiera con rapidez el uso del Alfajor.
Y los argentinos, al tener el mejor dulce de leche del mundo, pues hacían los mejores alfajores del planeta.
De ahí a que los alfajores cambiaron de nacionalidad. Se convirtieron el el postre argentino por excelencia.
Mi favorito es el de chocolate de marca Havana, quizá la más popular en la Argentina. Y si lo combinamos con un delicioso, caliente y aromático café, mejor.
Aunque les diré, que con el té, potencian su sabor. Y si es Mate, mejor.
Se sentirán en el cielo, como el mismísimo Papa.
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