Si, hay de sales a sales.
Y de hecho la peor opción es la más generalizada.
La sal común que vemos en las mesas suele ser una sal refinada, química, que ha dejado de tener nutrientes para el ser humano , y que en términos generales, es mala para la salud.
Sin embargo, hay otros tipos de sales que vamos a llamar “Gourmet”, de mejor calidad, que tienen beneficios para la salud, y encima, son deliciosas.
Unas son las sales de especialidad, que se preparan con mezclas, como hierbas, cáscaras, gusano, cola de camarón, etc.
Otra son sales puras, que se extraen de fuentes salinas, como la sal de mar, como sal marina, sal del Mediterráneo, etc, o las minerales, como flor de sal, o de las principales salineras.
Pero la sal considerada la más pura del mundo, es una sal de aspecto rosada, llamada “Sal del Himalaya” .
En realidad, es una sal que se extrae de las montañas de Pakistán, generalmente de la segunda mina de sal más grande del mundo, que es la mina de Khwera, en Jhelum, Pakistán, a no más de 150 km de Islamabad, capital pakistaní.
Ahí empieza el sistema de cordilleras del Himalaya, hasta China y constituye el sistema montañoso más importante de Asia.
Entre sus más grandes picos, se encuentran los más destacados “ocho miles “ como el Everest, la montaña más grande del mundo.
Se le conoce como la sal más pura del mundo, ya que los yacimientos de sal de donde se extraen datan del periodo jurásico, formándose desde hace 250 millones de años.
Su color rosado se debe a la gran cantidad de minerales que contiene, por lo que es una de las sales más saludables, fortalece los huesos y aporta minerales necesarios para el cuerpo.
Tiene un sabor aterciopelado y va extraordinariamente con la gastronomía, la carne y el agua mineral.
Mi maridaje favorito es asar carne, marisco o pescado en un bloque de sal del Himalaya, para impregnar el alimento en esta sal mineralizada sabrosa y nutritiva.
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