El legendario Vicente Fernández, se despidió este fin de semana de los escenarios musicales con un mega Concierto en el Estadio Azteca, frente a 80 mil personas en donde el legendario “Chente” hizo un recorrido musical de sus piezas más emblemáticas que lo llevaron a la fama internacional, sus grandes éxitos.
Desde las 9 de la noche, inicio el espectáculo en el escenario junto con un grupo de 53 músicos que lo acompañaron durante su presentación. Así como dos bandas de mariachis, el Estadio Azteca.
En donde interpreto diversos temas como “No me sé rajar”, “Me voy a quitar de en medio” “Cien Años” y “Qué te vaya bonito” fueron algunas de las canciones interpretadas por Fernández quien ha realizado una larga y prolija carrera en el mundo musical.
Durante su presentación ofreció unas palabras en las que agradeció a los presentes y dijo que él siempre ha creído que en este mundo hay dos tipos de personas: “los ricos muy pobres y los pobres muy ricos. Por lo que un ignorante como él ha logrado tener una buena vida, y en la que asegura que hay cosas que no se regalan todos los días como el cariño de la audiencia. Y esa dijo es la herencia que desea dejar a sus hijos: que el día que Dios lo recoja, quiere que sus hijos le digan, tuvimos un padre que trabajó mucho para darnos lo que tenemos y que fue capaz de caer muerto en un escenario con tal de llevarse a la tumba lo que más adoraba en esta vida… su cariño, respeto y aplausos” así lo dijo con voz muy emocionada.
A lo largo de toda la velada entre una canción y tuvo la ocasión de brindar unas palabras al auditorio que disfruto mucho el concierto.
Con la presencia de su hijo Alejandro Fernández, cantó una melodía para despedirlo “Mi querido Viejo”, con la que logró emocionar al público. A quien le dijo que se sentía orgulloso por esté evento histórico, y le agradeció por el legado que le ha dejado a los mexicanos.
Con su inigualable voz interpreto “A mi manera”, “Volver Volver” y “México Lindo” que fueron los tres temas con los que se despidió con una bandera de México y con el alma en la mano.
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