Habemos fanáticos del asado que nos fascina los fines de semana juntar a familia y a personas que queremos, a degustar un delicioso asado.
Nos encanta porque fomenta la sana convivencia con la familia y los amigos. Nos encanta porque manejar el fuego como lo hacíamos desde la era de las cavernas nos genera una gran fascinación, así como el sabor de la carne y todas las delicias que se pueden hacer a las brasas.
Hay una que particularmente me vuelve loco: asar en un bloque de Sal del Himalaya.
Es un bloque de sal traída de las minas de sal en Pakistán, localizadas a la vera del sistema montañoso del Himalaya.
En general , provienen de las minas de Khewra, a casi 300 km de Islamabad, capital Paquistaní. Son de yacimientos que se formaron hará unos 250 millones de años, en el periodo jurásico, cuando emergieron grandes extensiones de tierra y algunos mares se secaron, pero dejaron la sal marina concentrada en grandes yacimientos.
De hecho esta mina es una de las más grandes del mundo.
Se trata de una sal que presenta un color rosáceo muy característico, y es una sal no refinada, enriquecida con minerales de toda índole, como potasio, calcio, hierro, magnesio, flúor, yodo, zona, entre otros.
Resulta entonces que es una sal…hasta saludable y por demás, deliciosa. Hoy se vende en todo el mundo, en muchas presentaciones, como en molinitos especiales como pimentero, en piedras con un rayador o en bloques grandes para cocinar.
Como si fueran pintores, le pasan con una brocha de cocina , o bien en un manojo de perejil, a todos y cada uno de los medallones de la carne y de los camarones.
¿Cómo saber si nuestro bloque de sal está hirviendo? Porque se torna más blancuzco y le echamos una gotita de agua. Si se evapora y suena el clásico pssssh, entonces está listo.
Coloquen encima de la piedra los medallones y séllenlos por los cuatro costados. Así mantendrán no sólo el sabor complejo que le da la sal, sino además la jugosidad interna.
Después, le echamos los camarones, o bien dividimos camarones y carne, para que estén listos al mismo tiempo.
Mientras se asan en el bloque de sal, que por cierto sella muy uniforme y rápido, le pasan con el manojo de cilantro y añadan en la mezcla del aceite unas ramitas de romero finamente picados .
Vuélvanlos a pintar, hasta que se acaben de asar. Incluso pueden llevarlas a la mesa en el bloque, para acabar de cocinarlas ahí.
Sirvan en una cama de arroz y disfruten. No van a creer el sabor.
Justamente este será nuestra recomendación de Gourmet Corner de hoy: un Mar y Tierra asado en el bloque de sal del Himalaya.
MAR Y TIERRA
Compren ustedes una cola de filete limpia y en medallones. También una serie de camarones grandes de Sinaloa o de los que sea gusten.
Prendemos el fuego y ponemos nuestro bloque de sal en un soporte que ya viene con el para poder cargarlo.
Pónganlo en la parte de calor indirecto del asador, para que se vaya calentando lentamente.
El bloque de sal soporta altísimas o bajísimas temperaturas. Lo que no soporta son los cambios bruscos de temperatura, por que se puede romper, por lo que todo debe ser paulatino.
Mientras calienta, sacamos la cáscara a los camarones, los pelamos y los limpiamos.
Después, hacemos una mezcla de pimienta, aceite de oliva, un diente de ajo finísimamente picado, cilantro y perejil.
Como si fueran pintores, le pasan con una brocha de cocina , o bien en un manojo de perejil, a todos y cada uno de los medallones de la carne y de los camarones.
¿Como saber si nuestro bloque de sal está hirviendo? Porque se torna más blancuzco y le echamos una gotita de agua. Si se evapora y suena el clásico pssssh, entonces está listo.
Coloquen encima de la piedra los medallones y séllenlos por los cuatro costados. Así mantendrán no sólo el sabor complejo que le da la sal, sino además la jugosidad interna.
Después, le echamos los camarones, o bien dividimos camarones y carne, para que estén listos al mismo tiempo.
Mientras se asan en el bloque de sal, que por cierto sella muy uniforme y rápido, le pasan con el manojo de cilantro y añadan en la mezcla del aceite unas ramitas de romero finamente picados .
Vuélvanlos a pintar, hasta que se acaben de asar. Incluso pueden llevarlas a la mesa en el bloque, para acabar de cocinarlas ahí.
Sirvan en una cama de arroz y disfruten. Y disfruten de su delicioso saber.
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