Adoro la comida libanesa.
La adoro por saludable, diversa y por su extraordinario sabor.
Aunque es el conjunto de ingredientes y platillos del Líbano, también es representativa de la cocina árabe, que se puede consumir en casi cualquier país árabe del mundo.
Lleva todas las características de la cocina mediterránea, probablemente la más saludable del mundo, con unos sabores especiales que han hecho referencia en el mundo.
Esta llena de verduras frescas, aceite de oliva, semillas y granos. Es diversa y colorida, con especias cuyo toque no ha sido igualado en ninguna parte del mundo, y una dilatadísima trayectoria de milenios.
Empecemos con el pan.
El Pan Árabe es una de las más grandes aportaciones a la frágil humanidad, carajo.
Así, recién horneado, con sus bordes tostaditos, no puedes dejar de comerlo, es una delicia.
Con el pan árabe, puedes comer prácticamente toda su comida. Marida a la perfección. En mi caso, con este pan delicioso puedo comer todoooo!
Para abrir boca, un plato de hummus.
Es la pasta de garbanzo, hace de un picatoste una verdadera delicia.
Una variedad de jocoques, a los cuales aquí en México, fieles a nuestra conocida afición al picante, les agregamos su aceite de oliva extra virgen, con su chilito picado, como de que no.
Desde luego, a mi me gusta degustar la comida libanesa siempre con uno de sus platos al lado, mi personal favorito: El Tabuleh.
Se trata de una especie de ensalada hecha de perejil picadito, aceite de oliva, lechuga picada, tomate, trigo, especias aromáticas, bulgur y jugo de limón.
¿Porque no un Baba Ganoush también de aperitivo, hecho a base de berenjena ahumada? O bien el Fatoush y un poco de Shanklish, que es una especie de paste hecha de queso y cebolla. Desde luego, el queso debe ser muy fuerte para que la cebolla no aplaste su sabor.
A este surtido rico de entremeses se les llama “Mezze”.
Después, el plato fuerte: mi favorito es un Keppe (pastel de carne) y Falafel, un platillo hecho de bolitas empanizadas de verduras.
También puede ser un Kebab, parecidos a nuestros tacos, o la carne de cordero Kibbeh.
De postre, no puedes perdonar el té de jazmín con dátiles, o bien unos dedos de novia con café Árabe, uno de los más exquisitos del planeta.
¡Provechoso, chiabows!
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