6 de la mañana y tu mano no llega a apagar la alarma. Antes de que las voces de tu cabeza te digan que es muy temprano. Que hace frío y que está muy oscuro para salir de la cama. Tus doloridos músculos aún están en rebelión fingiendo no escuchar las ordenes de tu cerebro diciéndoles que se muevan.
Una legión de voces gritan su consentimiento unánime para que pulses el botón de repetición de la alarma y regreses al “mundo de tus sueños”. Pero, tu no pediste su opinión. La voz que tu has decidido escuchar es la voz del desafío. La voz que hizo que pusieras esa hora en la alarma en primer lugar. Así que prepárate, pon los pies en el suelo y no mires atrás. Porque tenemos trabajo que hacer.
Bienvenido a la rutina.
Cada día es un conflicto para decidir entre el camino fácil y el camino correcto. 10,000 senderos se abren delante de ti como el delta de un río, y cada uno de ellos te promete ser el más sencillo. Pero el asunto es que tu vas río arriba. Y cuando eliges esa opción, cuando rechazas lo que es cómodo, lo que es seguro y a lo que algunos llaman “sentido común”, ese es el día uno.
A partir de ahí se hace más duro. Así que asegúrate de que es lo que quieres. Porque el camino fácil siempre estará ahí, preparado para que lo tomes. Lo único que tienes que hacer es detenerte. Pero no lo vas a hacer.
Con cada paso, tomas la decisión de dar otro, ahora estás en tu camino, pero este no es el momento de pensar lo lejos que has llegado. Estás peleando contra un adversario al que no puedes ver, pero que siempre te pisa los talones. Notas su aliento en la nuca. ¿Sabes qué es? Eres tú, tus miedos, tu inseguridad… todos alineados como pelotón de fusilamiento preparado para dispararte desde el cielo.
No te desanimes, No es fácil derrotarlos pero están lejos de ser invencibles. Recuerda: esta es la rutina. La gran batalla entre tu cuerpo y tu mente, el diablo sobre tus hombros que te dice “esto es sólo un juego, es una pérdida de tiempo, tus oponentes son más fuertes que tú”… Ahoga la voz de la incertidumbre con tus latidos. Quema la duda sobre ti con el fuego de tu interior. Recuerdan que es una elección.
Decide. Porque el destino, no espera a nadie. Tu momento ha llegado. Escucha tu voz, esa voz que te dice: “Estás preparado. Ahora depende de ti”… Así que ya sabes: levántate y brilla.”
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